Los omega-3 son un tipo de ácido graso poliinsaturado conocido por favorecer la actividad antiinflamatoria de nuestro organismo. Como ya comentamos en el post sobre las grasas saludables*, están presentes en numerosos alimentos que podemos incluir en nuestra dieta: pescados grasos, fuentes vegetales como las nueces o las semillas de lino, etc.
Son componente clave en dietas asociadas con una mejora de la actividad de diversas enfermedades crónicas, entre ellas la artritis reumatoide, como la dieta mediterránea o la nórdica. De hecho, se cree que podrían ser responsables de parte de los beneficios que tienen estas costumbres alimentarias.1
La evidencia científica actual demuestra la existencia de resultados del consumo de omega-3 en pacientes de artritis reumatoide. Por ejemplo, numerosos estudios han evaluado que incluir suplementos de aceites de pescado contribuye a reducir síntomas de la enfermedad como son el dolor, el número de articulaciones afectadas o la duración e intensidad de la rigidez matutina2,3,4. Otros estudios con aceite de semillas de lino han reportado resultados similares5.
¿Realmente es necesario suplementarse?
Si tu dieta es variada e incluyes regularmente alimentos fuente de este tipo de ácidos grasos, puedes cubrir tus requerimientos de Omega-3 fácilmente sin necesidad de recurrir a extras.
Además:
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Los suplementos no suplen una dieta saludable, y si nos cuidamos de añadir elementos como pescado fresco o frutos secos en nuestra dieta a diario es más probable que nuestra alimentación general tienda a mejorar.
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Al consumir sardinas o nueces obtenemos otros nutrientes beneficiosos que no conseguiríamos con las grajeas.
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Un último factor es el económico, pues muchas veces los suplementos acaban siendo más costosos que el alimento natural.

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La suplementación con ácidos grasos Omega 3 en pacientes de AR podría contribuir a una mejora en la remisión de los síntomas y promover una mayor respuesta al tratamiento5,6, que nunca debemos olvidar es la base para combatir la enfermedad.
¡OJO!
Recalcar que un solo nutriente no es la panacea: déjate aconsejar por tu reumatólogo y tu nutricionista a la hora de planificar tu dieta y no te olvides de cuidar otros aspectos como un correcto tratamiento, tu salud mental, cuidar el descanso o incluir actividad física en tu rutina.
1. Badsha H. Role of Diet in Influencing Rheumatoid Arthritis Disease Activity. The Open Rheumatology Journal. 2018;12:19-28. Doi: 10.2174/1874312901812010019
2. Beyer K, Lie SA, Kjellevold M, Dahl L, Brun JG, AI B. Marine omega-3, vitamin D levels, disease outcome and periodontal status in rheumatoid arthritis outpatients. Nutrition. 2018.
3. Akbar U, Yang M, Mohan C. Omega-3 Fatty Acids in Rheumatic Diseases: A Critcal Review. Journal of Clinical Rheumatology. 2017 Se;23(6):330-339.
4. Gioxari A, Kaliora AC, Marantidou F, Panagiotakos DP. Intake of omega-3 polyunsaturated fatty acids in patients with rheumatoid arthritis: a systematic review and meta-analysis. Nutrition. 2018;45:114–24.e4.
5. Saidane O, et al. Could omega-3 fatty acids prevent rheumatoid arthriris? Joint Bone Spine. 2018. Doi:10.1016/j.jbspin.2018.05.007.
6. Veselinovic M, et al. Clinical benefits of n-3 PUFA and gamma-linolenic acid in patients with rheumatoid arthriris. Nutrients. 2019;9(4):325.
MAT-ES-2001960/v1/Septiembre2020